En la era de la digitalización solemos encontrarnos con distintas generaciones que varían ampliamente en sus conocimientos sobre las distintas formas de utilizar la web.
En principio, nos encontramos con gente mayor que se niega a incursionar en éste mundo porque están absolutamente convencidos de que no les serviría para nada. También existen quienes han comenzado a utilizar algunas redes sociales para reencontrarse con viejos amigos, o quienes solo leen las noticias en los diarios por internet y utilizan el correo electrónico de forma social. Luego, están quienes han tenido que aprender a utilizarla para no quedar completamente fuera del mercado laboral, pero no se convencen de que sea lo mejor para sus vidas. En fin, existen muchísimos tipos de personas y cada una utiliza la web de la forma que más le gusta, le sirve o le conviene. Pero al fin, estamos nosotros: los nativos digitales, quienes crecimos con una computadora con internet, nos fuimos incorporando desde pequeños en éste mundo y no podemos concebir la vida sin la web. La utilizamos para comunicarnos con amigos, familiares, compañeros del trabajo y de la facultad. Pagamos todas nuestras cuentas por homebanking. Nos enteramos quién cumple años por facebook. Opinamos de todo lo que se nos ocurre en Twitter. Buscamos opiniones en Bloggs y otros foros de lo que nos interesa o queremos aprender. Realizamos los trabajos grupales de la facultad por medio de Google Drive. Cualquier palabra de la que desconocemos su ortografía correcta termina en el buscador del diccionario de la página de la RAE. Llevamos nuestros dispositivos móviles (celulares, notebooks, etc.) constantemente con nosotros como si fueran parte vital de nuestros cuerpos.
Hay quienes creen que no es para nada sano depender de la comunicación digital para relacionarnos con el resto. Dicen que terminaremos convirtiéndonos en seres aislados y depresivos por la falta de contacto real con los demás. También escuchamos a diario decir que las redes sociales pueden generar altos niveles de adicción.
Lo cierto es que aún no sabemos de forma precisa qué tan nocivos puedan ser nuestros comportamientos, o si sólo son exageraciones o falsas alarmas de quienes no alcanzan a comprender ésta era. Como en todos los ámbitos, lo mejor es alcanzar un equilibrio sano. De cualquier forma, nosotros seguiremos comunicándonos como mejor sabemos hacerlo: de forma digital.
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